Las recetas de Díaz contra «una crisis de civilización sin precedentes»: consumir menos carne y energía
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Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno, prepara su proyecto de país para la próxima década. En el documento Sumar para una Transición Ecológica Justa en España se prevé «una crisis de civilización sin precedentes» y para atajarla se aboga por consumir menos carne y energía. Un grupo de 70 expertos han concluido que es imprescindible que la economía deje de crecer y planean en España reconversiones en sectores como la industria, el turismo, la construcción o la automoción.
«Vivimos una crisis de civilización sin precedentes en la historia de la humanidad. Todo apunta a la necesidad de analizar el ciclo histórico emergente como un nuevo tiempo de incertidumbres y sobresaltos, configurado por la concatenación de crisis multidimensionales interrelacionadas entre sí, con la cuestión del desbordamiento ecológico como vector de fondo», exponen para hablar de la necesidad de «sistemas de alerta temprana ante catástrofes y la creación de planes de contingencia que involucren al conjunto de la ciudadanía mediante las solidaridades de proximidad y la mejor dotación brigadas anti-incendio y protección civil».
Entre las medidas que baraja la ministra de Trabajo y sus asesores está implantar «una dieta con fuerte reducción de proteína animal». Todo ello, en un programa de garantía de una renta básica universal en especie. Se quiere facilitar a todos los ciudadanos sistemáticamente vivienda, suministros de agua y energía, acceso al transporte público, alimentos de calidad y dinero.
Por otra parte, reconocen que «hablar de reconversión industrial inquieta después de haber vivido el desmantelamiento de sectores enteros sin alternativa a las personas trabajadoras, pero es preciso tener en cuenta que los sectores que hoy se encuentran en la cuerda floja no lo están porque se hayan introducido restricciones de carácter ambiental, sino por su extrema dependencia de minerales y energía y del cada vez más complicado suministro, porque se ven afectados por el cambio climático o porque van siendo menos rentables y, por tanto, abandonados por los inversores».
Consideran que sería «un error inyectar recursos que hacen falta para transitar a otro modelo, en apuntalar el actual modelo productivo durante un poco más de tiempo». Piden proteger a las personas, que «no es exactamente lo mismo que proteger los sectores en los que trabajan».
El documento maestro de Sumar establece que «el modelo productivo y reproductivo de nuestro país habrá de reorientarse de modo que la huella ecológica del conjunto decrezca, sea resiliente ante el caos climático y la emergencia ecosocial, y cubra las necesidades sociales».
Pobres
No valen las nuevas tecnologías y las energías renovables para resolver la crisis de la que habla Sumar. «Hay tecnologías que, aplicadas sin límites, pueden agravar los problemas», opinan. Además, piden «planificar una transición energética con decrecimiento», «no simplemente sustituir unas fuentes de energía por otras». Hay que ser consciente, dicen, de que «no es posible mantener el nivel de consumo de energía y materiales vigente en la actualidad en los países ricos, y mucho menos extenderlo a otros países en los que se ambiciona tener modelos de vida como los desarrollados». Los países hoy pobres deberán seguir siéndolo.
Otra de las claves pasa por impulsar los principios del comunismo. «Resulta fundamental la socialización y/o fuerte intervención pública –nos referimos a algo que va más allá de la mera estatalización– de los sectores y ámbitos políticos estratégicos», incluye el documento de Sumar que firma la pensadora Yayo Herrero.
En relación con el acuciante problema de la falta de vivienda, Sumar no quiere que crezca el parque de viviendas en España. Prefieren «planificar una reconversión del sector de la construcción, que ha sido el que ha usado energía y materiales en mayor proporción durante las últimas décadas, sin que la actividad no sólo no haya resuelto los problemas estructurales de vivienda en el país, sino más bien los ha empeorado. Es preciso establecer un amplio programa de rehabilitación ecológica del patrimonio inmobiliario».